martes, 28 de septiembre de 2010

Desarrollo Genital Interno

Sexo gonadal
Hacia la séptima semana de gestación los cromosomas sexuales estimularán a la gónada primitiva. En el caso de los varones un gen, ubicado en el cromosoma Y, hará que la gónada se diferencie como masculina y se convierta en testículo. En la mujer, la ausencia del cromosoma Y permitirá que la gónada se diferencie naturalmente como femenina y se desarrolle el ovario. La tendencia natural del embrión es la diferenciación femenina. Debe hacerse notar que antes de las ocho semanas de gestación, en que se inicia este proceso de diferenciación, los embriones genéticamente masculinos y femeninos son indistinguibles.
        
Sexo hormonal
En el varón el testículo del feto sintetiza y libera dos hormonas, la antimülleriana y la testosterona. Esta última influye sobre algunas características en el sistema nervioso central que intervendrán en la secreción hormonal, no cíclica para el varón. En el caso de la mujer no existe influencia androgénica (provocada por la testosterona) de igual importancia y la producción hormonal será cíclica.
        
Sexo genital interno
Para el varón la hormona antimülleriana inhibe el desarrollo de los conductos de Müller, y la testosterona favorece el desarrollo de los conductos de Wolf que darán origen al epidídimo, el conducto deferente, la vesícula seminal y el conducto de la eyaculación. Para la mujer, al no haber un factor que inhiba los conductos de Müller, éstos se desarrollan y dan origen a las trompas de Falopio, el útero y el tercio superior de la vagina, y al no existir un factor que desarrolle los conductos de Wolf, estos involucionan.
 
Las gónadas (griego gone : semilla) son los órganos reproductores de los animales que producen las células sexuales.
Las gónadas femeninas son los ovarios.
Las gónadas masculinas son los testículos.

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